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viernes, 21 de junio de 2013

Momentos del Ayer.


         Recuerdo con cariño esas noches de viernes en que, después de un concierto de rock añejo, mi hermano y yo volvíamos en el coche hablando sobre la cantidad de sitios que íbamos a conocer, juntos o cada uno por su lado. Al fin y al cabo, ya habíamos veraneado juntos muchas veces, y contrastar las fotos de nuestros viajes por separado, tenía su encanto.

          En aquellas noches, de las cuales no hace tanto, yo solía quedarme a dormir en casa de Colours, que es como yo llamaba afectuosamente a la chica que se adueñó de mi sentimentalismo, ese mismo del que dudé muchas veces si poseía.

          Pensar en aquellas deliciosas y entrañables veladas, trae consigo un sabor agridulce, qué duda cabe, pero en muchas ocasiones es imposible soslayar los lazos que me unen a esos recuerdos. Nunca me fue sencillo asimilar que, algunas cosas, se van sin más, dejando momentos intentos para bien y para mal.

          Ahora, con una buena dosis de dureza aparente, trato de ver el futuro, intentado odiar algún segundo de aquellas noches, para hacerme ver que no eran tan perfectas. Si soy completamente sincero, os diré que no soy capaz de odiar un solo segundo. Al recordar, y al escribir este texto, tanteo la opción de no esbozar una sonrisa, pero acabo sonriendo.

          Cuando las remembranzas carecen de pureza, o por asomo noto que les falta algo de esplendor respecto a la realidad, soy capaz de mostrarme estoico y/o impasible. Pero, esos momentos del ayer..., no tienen un precio, no tienen una fecha de caducidad y no tienen pensado esfumarse de mi interior.

          El llanto de algún día pasajero es una reacción lógica, al menos según mi paradigma, el cual se construyó a base de tiberios mentales. En mi situación, lo así llamado maduro es nutrirme de una idea: yo fui capaz de ser partícipe en aquella perfección del ayer y, por lo tanto, es factible rememorar con hecho, y no sólo con palabras.

          Tal vez, de aquí a unos años, cambien los escenarios y cambien las personas, pero creo que me llevé buena parte del fulgor de esas vidas que complementaron la mía.
 
 
Jorge Loarte

8 comentarios:

  1. Me gusta la miscelánea, aunque el detalle de y/o mata el texto, en mi opinión, porque rompe totalmente el lirismo y el sentimentalismo de la composición con un elemento tan puramente jurídico. Yo hubiera optado por una letra o la otra, pero el resto del texto está muy bien.

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  2. Los recuerdos de aquello que pasó es lo que moldean nuestra forma de ser y pensar. Es lo que fuimos y lo que somos.
    Me gustó mucho, un saludo.

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  3. Los recuerdos son parte importante de la vida. Pero no debemos dejarnos dominar por ellos, porque es difícil saber si podemos sostenerlos o no. Gracias Jorge.

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  4. Me gusta mucho, los recuerdos buenos siempre son recordados con añoranza, no se pueden odiar. Está muy bien expresado. Un saludo.

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  5. No somos nada sin nuestros recuerdos. Para bien o para mal éstos nos marcan y también deciden en gran medida nuestro futuro. Saludos.

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  6. Buena reflexión, la vida es eso, recuerdos, y andamos con ellos a cuestas, Saludos!

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  7. Me encantò leerte. Un buen texto literario. Las reminiscencias forman parte de nuestra existencia y sirven de acicate para continuar y tomarlas como indicadores positivos de nuestra existencia. Gracias or compartir.

    TRINA

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  8. Me gustó bastante tu forma de narrar, por otra parte opino que gran parte de nuestra vida se forma por los recuerdos o por lo vivido, pero tenemos que tener la fortaleza de marcarnos nuestro propio camino. Un saludo

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