Hoy hace un año que la conocí. Todo ocurrió por
casualidad pero me alegro de que así sucediera. Cada noche se repetía la misma
historia, hipnotizada y mirando la luna, Eva contaba estrellas. Los destellos
de la noche adoraban su rubio cabello y reavivaban el color de sus ojos claros.
Sus pupilas dilatadas escudriñaban el cielo y siempre descubrían algo interesante. Eva sabía que muchas estrellas ya tenían nombre sin embargo millones de ellas eran huérfanas y ella las bautizaba.
Nunca le abandonó su espíritu de niña; soñadora, pizpireta y luchadora, se preguntaba, si algún día sería capaz de aproximar a sus fieles amigas, las estrellas y formar una galaxia.
—Pero ¿Cómo?—.
Una noche de tantas, se encontraba muy cansada y no abrió el ventanal de su cuarto, Eva se encontraba triste porque sus distantes amigas no respondían a su demanda. A pesar que no podía conciliar el sueño, se durmió a las cinco de la mañana. Trazaba líneas con su lápiz de carbón, trazos que aproximaban a sus amigas, las estrellas. Enormes colecciones de estrellas, cada una con su nombre, brillantes, diferentes y diversos tamaños, todas preciosas, se unían en una conjunción divina y esplendorosa; pero para ello necesitaba el cemento que consolidara tal unión.
Y, atrapó el gas, el polvo, la energía, toda la materia cósmica que pudo encontrar e hizo una amalgama de colores tan sólida como el acero y tan cálida como la energía del sol.
Se Despertó sobresaltada y lloró; todo había sido un sueño.
—Pero se equivocó—.
Como no podía respirar abrió la ventana, el crepúsculo de la noche no había abandonado la bóveda celestial y allí estaba el milagro.
Existen cientos de billones de Galaxias pero esta galaxia se originó y fue creada por un ser humano, un ser real, una persona entrañable, valiente y luchadora; esta persona es mi amiga y tata Eva.
Maricarmen García Sales
Bueno, para Eva fue nacimiento, para Maricarmen es un sueño. Vamos a ver que más nos deparan las cartas a la revista. (y)
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